miércoles, 2 de marzo de 2011

¿Dónde enseñan maestrías en café?

Miércoles once de la mañana en Florida y Rivadavia. Pleno centro. Muchos porteños. Muchos paisanos: yo entre ellos. Nací en Avellaneda, crecí en La Plata y en Capital Federal me pierdo. No sé ni entiendo sus códigos ultra urbanos y cosmopolitas. Me proponen ir a tomar un café a Sturbacks (dudo de si se escribe así pero ni ganas tengo de poner a buscar cómo mierda se escribe). Acepto. Es que ya me lo habían propuesto en otro oportunidad y no podía decir que no. Entramos.

-Tenés algo parecido a tostadas con queso light?, pregunto en la cafetería de sillones de chenil tostado haciendo tono al café que dicen que cultivan.
-No, hay sptjnplyt con manteca y mermelada. ¿Qué va a tomar?

El muchacho del mostrador es de esas personas que hablan para adentro y que encima todo lo dicen en inglés, sospecho por el origen de la compañía en la que trabaja. Me mira fijo a los ojos. Se da cuenta que no entendí una mierda de lo que me dijo y sigue con su sonrisa falsa impuesta por el manual de algún experto en marketing.

-Un café con leche.
-¿Qué tamaño: small, tall o big?, pregunta y señala con el dedo la medida.

Grandes paréntesis: ¿Es necesario tomar un café chico, que en todos lados es del tamaño de un pocillo, en uno que entra como medio litro? Evidentemente soy un paisa que no entiende la filosofía Sturbacks. El small es de medio litro, el tall como una jarra y el big como el Obelisco.

-El chico, le digo.
-Por ahí te cobran, me dice mientras señala a la cajera de al lado.

Nos corremos. La miro a la chica de ojos sombreados en violeta y vuelvo con lo de las tostadas.

-Tenemos sptjnplyt con manteca y mermelada, repite tal una cotorra obesa sin mirar a los ojos y también hablando para adentro.
-¿Que son los sptjnplyt?, pregunto.
-Lo mismo que te dijo mi compañero.

Pasan unos segundos y me explica que son "como unas tostadas".

-¿Y entonces por qué en vez de decírmelo para adentro, no me dicen que son unas tostadas a las que ustedes llaman sptjnplyt?

La cara con ojos pintados para una fiesta de disfraces se queda muda.

-Me dice su nombre.
-Manuel -digo sin entender para qué quieren saber mi nombre-. Quiero que sepas que acá atienden para la mierda, me descargo.

Ojos pintados anota mi nombre en el vaso y me manda a la otra punta a que lo retire.



-Manuelllllllllllllllllllll, grita otra empleada.
-Soy yo. ¿Dónde hay edulcorante?

No responde como el resto de los mortales lo haría. Es decir, diciendo "en aquel estante tenés todo". Levanta la mirada y -dando a entender que soy un pelotudo- me dice: "Allá tiene todo".

Pregunta: ¿Hay que hacer una maestría para tomarse un mísero café en Sturbacks?

domingo, 27 de febrero de 2011

Beatiful se escribe con "I"

Las películas que tienen un cierre circular, debo confesar, son mis preferidas. La sala del cine estuvo en silencio papal las dos horas y media que duró "Biutiful", la última película del cineasta mexicano González Iñárritu. Sí, el mismo de "Amores perros", "21 gramos" y "Babel". Cuando uno va al cine a ver una película de él, sabe que el después es bravo. En mi caso siempre lo fue. No es para nada sencillo seguirlo. Entender su psiquis. Y mucho menos en esta última donde combina todo. Como diría el refrán: "pone toda la carne al asador". Del vamos, que el protagonista sea un "médium" que ve y conversa con la muerte es bravo. Que el mismo tipo, en este caso Javier Bardem, este casado con una bipolar (la actriz argentina Maricel Álvarez) que golpea a sus hijos y coge con su cuñado, es bravo. Que el médium, a su vez, se dedique a reclutar inmigrantes esclavos chinos y africanos, sigue siendo bravo. Que estos "no europeos" vivan apilados y cociendo carteras símil Louis Vuitton, es demasiado bravo. Que encima de todo, el mismo protagonista, tenga cáncer y orine sangre, es muy bravo.



Pero si les pareció poco la lista de conflictos del nudo de la peli, Iñárritu también pone en escena las drogas, la homosexualidad, la corrupción, la violencia y la decadencia. Todo junto en un cóctel que nos muestra la mierda en la que se está convirtiendo el mundo.

Es imposible no enmudecerse. El tiempo en la sala del cine se había detenido en esa cinta. En ese drama que transcurría en las progresistas calles de Barcelona. Pero que bien podrían ser las de New York, Roma, Hong Kong, Lima, Montevideo o Buenos Aires.

Sospecho que "Biutiful" no es sencilla. Es una crítica al sistema capitalista en donde plasma brutalmente sus falencias. Sus contradicciones y miserias. Muestra la maldita desigualdad. Muestra que el mundo te pasa factura si naciste en Senegal. Si sos negro. Si sos puto. Si sos ilegal.

Para verla hay que estar preparado. Debo confesarles que me lloré todo. Que pensé en cuántos chicos como esos chicos viven eso. Pensé en mi madre, que perdió a su madre, a los diez años por un maldito cáncer, y hoy a los sesenta y uno la sigue extrañando. Lo escribo y vuelvo a llorar.

-Papá, ¿Cómo se escribe beatiful: con "e" o con "i"?
-No sé, con "i".

Más allá de todo, una niña de 11 años, tiene intacto el prisma de la belleza. El poder no viciado de poder encontrar lo bello y simple en una montaña. De plasmarlo en un dibujo. Esos dos niños son -sin dudas- la pregunta del mañana. El cierre inconcluso.

¿Qué estamos construyendo para esos niños?¿Quién los cuidará?¿Tendrán una mamá bipolar, negra, ilegal, esclava?¿Serán ellos ilegales, ladrones, narcotraficantes, venderos de piratería?Quién lo sabe...

martes, 8 de febrero de 2011

Más Claro, echale agua!

Esta historia comienza una mañana de diciembre. En esos días cargados de fiestas de fin de año. De vísperas de fiestas. De compras navideñas. Enquilombadas.

-Buen día, le hablamos de Claro. ¿Es usted el señor Manuel Dominguez?
-Sí, pero gracias. No necesito nada.

En el fondo yo sabía que no necesitaba nada. También sabía que quería cambiar mi teléfono por un BlackBerry, pero daba vueltas sobre el asunto.

-Antes que nada ¡felicitaciones, usted cumple hoy 10 años con la compañía!, dijo Roberto, claro, de Claro.
-Gracias, dije dando lugar a que el tipo siguiera con el speech.
-Lo llamamos para ofrecerle un BlackBerry a tan solo $827 con un abono de $99 mensuales. Tiene Internet libre, 150 mensajes de textos libres y 150 minutos de llamadas totalmente gratis.

Dudé.






Se hizo un silencio y siguió.

-Si le interesa es muy simple. Lo hacemos ahora y se lo mandamos a su domicilio. Solo me tendría que dar sus 16 números de su tarjeta de crédito.
-Bueno, -dije sin imaginar que estaría cayendo en una trampa del mexicano archi recontra millonario Slim dueño de Claro, claro-¿En cuántas cuotas se puede hacer?
-Doce sin interés.
-Mejor en tres.

Claro que el BB nunca llegó a mi domicilio y tuve que ir a buscarlo al Correo Argentino. Sacar una fotocopia de mi D.N.I., bancarme la mala onda de la empleada de la fotocopiadora, esperar que la empleada del correo terminara de desayunar y así poder dar con mi BB. Claro que nunca pagué $99.

Dos meses después me vuelven a llamar. Ahora no era para felicitarme. Me informaban que había pasado a la lista de "deudores". Los de Claro, claro, no presentaron el cupón de Mastercard y tuve que dirigirme a la sucursal de Claro, claro, para pagarles el BB que se suponía ya había pagado.

-Si usted quiere puede pasar su otra línea a tarjeta, me dijo el vendedor cuando tuve la premonición de que me estaban por cagar.

Pero tuve una mejor idea: se me ocurrió regalarle el teléfono a mi sobrina Antonella para triangular llamadas gratis con mi hermana y mi sobrina con mi mamá. Eso nunca pasó. ¿Por qué? Porque City Bell pareciera que queda en Europa.

Marco el *611 porque no puedo comunicarme con mi "numero gratis". La cordobesa que me atiende no me entiende. Le digo que llamo a mi número frecuente y que éste me informa "el teléfono al que usted llama no puede recibir su llamada en este momento".

Como no puede ser de otra manera aguardo en línea. El llamado se corta. La cordobesa, con un dejo de decencia, me vuelve a llamar.

-Tengo la respuesta a su consulta. Es que esa línea no tiene crédito porque todas las llamadas que hizo son larga distancia.
-Eso es imposible: todas las llamadas fueron dentro de La Plata, a treinta cuadras de distancia.

Espero en línea.

-Es que lo toma otra antena. Son llamadas larga distancia. Si quiere le puedo tomar el reclamo.

Me toma el reclamo. Me dice que tengo que esperar siete días. Espero. Vuelvo a llamar y claro, Claro tiene razón. Para Claro, City Bell queda en la loma del orto y no en La Plata. Con la amargura de saber que me están cagando decido dar de baja ese número.

-¿Señor por qué lo quiere dar de baja?, me pregunta otro cordobés de nombre Julián.
-Porque son unos truchos, en síntesis.
-Bueno, le informo que tiene un costo de $32, 75 y que tiene que mandar una carta con los siguientes datos. ¿tiene para anotar?

Anoto. Escribo la carta. Ternino de escribir esto y me estoy yendo a Claro, claro, a pagarles. Después iré al Correo Argentino y espero que ahí termine esta historia.

Moraleja: si tiene que elegir, claro, Claro no es la mejor opción.

domingo, 30 de enero de 2011

María o María Elena Walsh

Para mi sobrina no es María Elena Walsh. Tiziana tiene 3 años y se apasiona cantando El reino del revés o la Reina Batata. Para ella es María, sin Elena, pero con el Walsh que tantos crecimos.
-Estamos invitados a tomar el té/La tetera es de porcelana/pero no se ve/yo no sé por qué/La leche tiene frío/y la abrigaré/le pondré un sobretodo mío/largo hasta los pies/yo no sé por qué, canta Tiziana.
-Qué linda canción –le digo- la cantaba cuando yo iba al jardín. Es de María Elena Walsh.
-No, nooo –dice Tizi-, es María Walsh y me la enseñaron en mí jardín.


Quizá por esa simple razón de que lo que nos enseñan en el jardín de infantes es sagrado es que María Elena Walsh no murió. Nunca morirá. Seguirá vigente. Presente. Actual. Tengo 33 años, casi 34, y crecí escuchando sus canciones a las siete de la mañana cuando Magdalena Ruiz Guiñazú ponía sus canciones para levantarnos. Sus letras me obligan a viajar a mi infancia en un vuelo directo.
Para mí era esa señora rubia de pelo cortito. Era la mamá de Manuelita, como me enseñó mi maestra Estrella cuando yo tenía la misma edad que Tizi. Aún recuerdo cuando me regalaron un oso de peluche y lo llame “Osías”. Estaba bajo las influencias Walshianas y lo sigo estando.
La noticia de su muerte me tomó de sorpresa. Lo leí en Twitter y no quise creer. Pregunté en Facebook si alguien podía corroborar la noticia y busqué nervioso por los portales de noticias. Faltaban minutos para que Internet desbordara de lágrimas virtuales. Lloré. Pensé cuán feliz e ingenuo fui. Pensé en que crecí escuchándola. Pensé en Tizi. Pensé en mi sobrina Isabella que aún no había nacido. Pensé en los miles y miles que la teníamos un poco olvidada, como aquellas cosas de la infancia que desaparecen cuando crecemos. Pero ese día caluroso de enero me pegaba una cachetada: una vez más ella me emocionó. La recordé con el amor que se recuerda a la primera maestra.
Faltan días para que se cumpla el primer mes de su fallecimiento, pero me doy cuenta que ella no nos falta. Su mirada melancólica debe estar mirándonos desde el cielo. Seguramente arriba de alguna estrella pícara, rebelde y creativa. Así era ella.
A veces la política o los políticos tienen buenas ideas. Hace poco, muy poco, en un emotivo acto se nombró María Elena Walsh a la avenida principal de la República de los Niños. Ese ícono peronista que honra a la infancia. Como no podía ser de otra manera, el evento contó con la presencia de todos los niños que asisten a la colonia de verano, así como también de los profesores, que tuvieron la oportunidad de observar como el intendente Pablo Bruera destapó el velo rojo que cubría el cartel que llevaba el nombre de la artista.
El amor
Entre otras cosas nos enseñó a amar. A hacerlo en libertad. Tal vez como ella no pudo en algún momento de su vida y tuvo que partir. Sigo triste y leo que la mamá de Manuelita vivió sus últimos días acompañada de su “compañera de toda la vida, Sara Facio”. Me enojo. Pienso por qué algunos periodistas utilizan pésimos eufemismos para decir que Sara fue el gran amor de su vida. Después leo otras noticias y por fin dicen la verdad. “Su pareja de toda la vida la acompañó hasta el final”. María Elena no se merece la mentira. Nos enseñó la verdad. La metáfora. ¿Qué loco no? Varias generaciones  de niños crecimos amando y aprendiendo a ser mejores con los valores de una mujer homosexual. Otra enseñanza. Otra más, porque pocos sabían realmente su condición social. No especuló con ser diferente. Lo dejó para su intimidad. Para lo que es. Otra enseñanza. Y lo seguiremos haciendo. No la olvidaremos. Eso, es imposible.
Le consulto a un fotógrafo amigo de Sara cómo era María Elena y me dice “como sus canciones”. Ahí está. Ahí estará. Siempre.

miércoles, 19 de enero de 2011

Parir


Soy hombre y no sé lo que es parir. Tengo una leve sensación de lo que puede llegar a ser. De solo pensarlo siento pánico. "Las contracciones son como cuando tenés ganas de cagar y no podés", me explicaron una vez.

El tema tiene una excusa personal: en segundos, minutos u horas puede llegar mi cuarta sobrina. Isabella. En esas típicas apuestas familiares, cual un Prode por acertar cuándo nacería, dije el miércoles 19 de enero. El mismo día que nació el profeta Mahoma. De ser así, Isabella tendrá un natalicio histórico de la puta madre.El fundador del islamismo nació en el 570 y fue quien propagó su fe alrededor del mundo. Hoy se estima que sus seguidores son 1.200 millones de personas. Teniendo en cuenta que en el planeta somos algo así como 7.000 millones, el número es un dato.

Me da curiosidad el significado del nombre "Isabella" y lo gugleó. http://www.misabueso.com/nombres/nombre_isabella.html

"Talento Natural: Es mente de pensamiento firme. Se expresa como pensador ágil, con capacidad analítica y tendencia a armonizar contrarios. Recibe impulso en las empresas que requieren de tacto, diplomacia. Amplia comprensión, penetrante adaptación y fusión de lo ancestral y lo actual. Ama complacer y recibir. Podría destacar en profesiones como estadística, contable, empleada, diplomática, bibliotecaria, música, política, pintora, escultora o mediadora de paz".


Mediadora de paz me cada dando vuelta. Lo mismo que distinguió a Mahoma. Hoy puede llegar a ser un día histórico para la humanidad. Para saberlo habrá que esperar. Sin dudas lo será para nuestra familia. Bienvenida Isabella!

martes, 18 de enero de 2011

Los "Golondrinas"


En verano no todos tienen sus vacaciones. También están aquellos que aprovechan que otros están al pedo, tienen plata y quieren gastarla. Algunos bautizaron a esos empleados como "golondrinas". Los golondrinas varían segun la necesidad, la creatividad argenta y, claro, el mercado.

-Mi tía estaba en el baño y Cenicienta le pidió si le podía subir el cierre del vestido, me contó una amiga en plena jornada laboral, en uno de esos tantos parates que se hacen en una redacción.

-¡Sabés si yo me encuentro con Cenicienta en el baño!La fantasía del pibe, dijo Agustín.

En mi trayectoria por la Costa Atlántica recuerdo un Hombre Araña desnutrido en San Bernardo, chicas empanadas en Cariló, hombres churros en Mar del Plata y Homero Simpson en La Lucila. El primero era el responsable de la animación en un trencito que por una fortuna te hacía una especie de city tour, para ser generoso. Las "empanaditas" repartían volantes, mostraban el culo y te regalaban una mini empanada para que te quedes con las ganas y la calentura. El trabajo del "churroman" no variaba mucho al de las chicas, solo un cambio de género. La verdad que la historia de Homero no la sé. Seguramente algo vendería, pero no lo recuerdo.

Hay un "golondrina" que merece un párrafo aparte. Ese es el "choclero". El tipo se levanta tipo seis de la mañana. Compra los choclos lejos de la ciudad, donde los precios son más baratos, los hierve como hasta las once y después los sale vender. Es cierto que ese pequeño pedazo de maiz -con un poco de manteca- muchas veces podría cotizar en la bolsa, pero el precio es lo de menos. Lo escuchás, ves al de al lado comerlo y te tentás. Así de simple es la lógica del marketing choclero.

En esta oportunidad no me voy a meter con los "golondrinas trapitos" porque esos merecen un post entero. En la ciudad ni los trapitos quedaron. En fin: verano, otra postal de las diagonales.

lunes, 17 de enero de 2011

Con la cola para otro lado

Vacía. Como cada año en enero la ciudad queda anónima. Destetada. Los estudiantes no están. Los empleados públicos cambiaron tomar mate en la oficina por tomarlo en el mar, la montaña o el patio de su casa. Ya se fue la primera quincena del 2011 y parece que el efecto "desierto" se multiplicó. Las calles están vacías. Las noticias dicen que entre 1700 y 2200 autos quieren llegar a la Costa Atlántica. El epicentro ahora es el mar. El noticiero muestra el móvil desde la arena. La tapa del diario pone a los políticos en ridículos shorts. La radio bromea con las cosas que las familias trasladan para gastar menos en vacaciones. 

"¿Cómo puede ser que todos coincidan en la misma fecha, en el mismo lugar?"

Respuesta. Es cultural.

Nadie está obligado, para ser honestos, a tomarse vacaciones sí o sí en enero o febrero. Tenemos esa
especie de costumbre de entender que el año hay que comenzarlo de vacaciones. Haga este ejercicio:

Cuando le pregunten cuándo se va de vacaciones diga: "junio o julio".
El interlocutor hará lo siguiente:

1-Lo mirará como un bicho raro.
2-Le preguntará, ¿pero, a dónde te vas?

Las vacaciones hay que tomárselas en enero y febrero. Marzo es para los jubilados. ¿Qué pasaría si se pusiera de moda vacacionar en septiembre y el destino sean las sierras y no el mar?

No se podrían mostrar las curvas en el dos piezas, tampoco la tabla de lavar en los cuerpos masculinos. Y "qué tragedia más horrible", no tendríamos la piel bronceada. Esa marca burguesa para que nos envidien. Para esa vida que transcurre puertas afuera y que muchas veces dista de la realidad casera.

-¡Qué bronceada estás!, dice una compañera de trabajo a otra.
-No se lo digas a nadie, pero es del patio de casa, responde la otra.

La reflexión cotidiana es que somos una sociedad hedonista. El hedonismo "es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de la vida", dice el diccionario.

Días antes de que empiece esta segunda quincena la ciudad era una oleada de colas: docenas de autos esperaban para la Verificación Técnica Vehicular (VTV), otros tantos hacían lo suyo para sacar plata del cajero y los lugares para pagar facturas estaban repletos de consumidores cumplidores. Ahora la cola también nos dejó. Se mudó. Si uno se va de vacaciones en enero sabe que si quiere comprar churros habrá que esperar y pagarlos con la cotización del día del oro. Cenar en un restaurant a las 22.00 hs. puede resultar una verdadera misión cumplida. La cola, ahora, se fue de vacaciones.

Trilogía
Con el verano llegan nuevos imperativos categóricos a cumplir: placer, belleza y delgadez.
Hasta las noticias cambian en verano. Poco importan las transas políticas, el narcotráfico, la prostitución infantil y el desempleo. Los editores descubren que los jóvenes toman alcohol y cogen como conejos. Claro, con el calor todo se potencia.

Haciendo honor al nombre de este blog, 2x3Llueve, y después de una tormenta que desarmó a la ciudad, hay algo que preguntarse: ¿Qué mierda estamos haciendo con el planeta?